Celiatrix: Dos minutos esperando a la lavadora



Este fin de semana he conocido a una nueva amiga. Va diciendo por ahí que se llama Celia, pero tiene cara de hada madrina, así que se tiene que llamar Celiatrix, por lo menos. Puede que más adelante se lo diga, de momento no. Celiatrix está enfadada con su lavadora - cada una tiene derecho de enfado con quien quiera. Le molesta que ella, la lavadora, tarde dos minutos en abrir la puerta. Lava, termina, para. Espera dos minutos.... dos minutos.... como un semáforo que tarda en ponerse en verde... y otro... y otro... Y sólo después de muchos semáforos, deja que Celiatrix le abra la puerta.

Ella, Celiatrix, pensaba que era un plan de los ingenieros lavadoreros para ponerla nerviosa. Se imaginaba a inventores de bata blanca frotándose las manos y pensando:

- ¡Qué bien, lo que va a rabiar Celiatrix teniendo que esperar para abrir la lavadora! ¡Ja, ja, ja, ja! 

¡Qué risa de malos malísimos, tienen los inventores!

Me alegro de haberla podido conocer, porque así le he explicado lo despistada que anda. No es ningún plan malévolo, al contrario, es un plan de los duendes del Universo Cuentero. Los duendes se dieron cuenta de que cada vez se inventaban menos y menos cuentos en el mundo, así que pensaron en dar dos minutos de tiempo, al terminar cada lavadora, para que todos los mayores inventasen un cuento antes de tender la ropa. Cuando tuvieran el cuento listo, la lavadora dejaría que le abrieran la puerta.

Celiatrix, por fin, se ha dado cuenta del retraso tan tremendo que lleva de cuentos y ya no tiene tiempo de enfadarse.

Por tía Isa

Historia secreta

Ya estamos a febrero y no he incluído ningún cuento nuevo. No es que no haya escrito nada, es que estoy escribiendo un cuento secreto y, de momento, no puedo ponerlo en internet. Pero sí os voy a revelar el nombre de la protagonista: Becarquiloce en honor a Beatriz, Carlota, Quique, Loyola y Celia.
Muchos besos de la tía gansa.